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Asilo de Menores “San José” – 19-3-1887

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En el año 1887, se concretó el sueño del Doctor José Marcó, quien con el objeto de combatir la pobreza, la ignorancia y el abandono propuso la fundación de un Asilo de Menores.

Inmediatamente el sueño se hizo realidad y los voluntarios constituyeron una comisión y seguidamente solicitaron la presencia de las religiosas de San José. El ansiado proyecto, se concretó en el Asilo de Menores

.En el año 1885, el doctor José Marcó con el objeto de combatir la pobreza, la ignorancia y el abandono propuso la fundación de un Asilo de Menores. Inmediatamente el sueño se hizo realidad y los voluntarios constituyeron una comisión y seguidamente solicitaron la presencia de las religiosas de San José.

El proyecto, exitoso en su convocatoria, debía hacerse realidad. Para eso era necesario el terreno para construir el edificio donde funcionaría el Asilo de Menores

.En 1885, el Sr. Marcó junto al Padre Juan Vilar solicitaron a la municipalidad el terreno, que se encontraba frente a la “Plaza Nueva”, hoy “Plaza San Martín”, el cual se encontraba cubierto de matorrales, basuras, con un amplio desorden y en un barrio despoblado.

Ante la solicitud, el Concejo Deliberante cedió gratuitamente el terreno a favor de la asociación “Asilo de Menores”. Inmediatamente se procede a la construcción del edificio.

Mientras las tareas de construcción se realizan, la Madre Felicia, Superiora General, consideró propicio para la Congregación atender al deseo de los fundadores del Asilo de Menores. En febrero de 1887 vienen rumbo a Gualeguay la madre Teresa de la Cruz, y las Hermanas Brígida, María y Rosalía.

La presencia de las Hermanas, entusiasmó aun más el trabajo de los nobles fundadores, quienes encabezados por el doctor José Marcó, impulsor de la obra, resolvieron que la inauguración se lleve adelante el 19 de marzo de 1887, fecha del Santo Patrono. En un solemne acto se bendijo el establecimiento, siendo encargado de esto el Padre Juan Vilar, promotor e iniciador del asilo.Al día siguiente empezó a funcionar el colegio anexo, y se recibieron las primeras asiladas.

Redactados los estatutos y contando con el terreno para la construcción del edificio, los miembros de la Comisión Directiva influenciados por su fe cristiana, decidieron poner al frente del asilo a un grupo de religiosas.

Estaban convencidos que eran las más adecuadas y capacitadas para llevar a cabo los objetivos del asilo, que eran “formación moral, intelectual y religiosa de los internos, formando personas útiles y capaces para la sociedad”.

Acordado tal punto se decidió encargar el doctor Morán la búsqueda y contratación de las hermanas.

Los primeros intentos de organización fracasaron, debido a que ni la congregación de “San Vicente de Paul” ni la de “Nuestra señora del Huerto” contaban con Hermanas que pudieran enviar, ya que era tal la cantidad de establecimientos que tenían a su cargo, que todas estaban destinadas a alguno.

Pero finalmente, el Padre Juan Vilar encontró en San Jerónimo, provincia de Santa Fe, a un grupo de religiosas francesas, las hermanas de San José, que vivían allí desde hacía cuatro años, informó a la comisión que quizás contaba con las tres personas que se necesitaban.

La Congregación, al recibir la solicitud, viendo la seriedad de la obra y reconociendo la presencia de Dios, aceptó rápidamente.

La voluntad de las hermanas se hizo realidad. El hogar que dirigirían sería para niñas, pues según argumentaron a la Comisión Directiva, no contaban con recursos humanos y económicos suficientes para atender a varones menores.

Cuatro Hermanas se pusieron al frente del Hogar, viviendo del pueblo de San Jerónimo. Ellas eran la Reverenda Madre Teresa de la Cruz, y las tres hermanas, Brígida, Rosalía y María.

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