A partir de la cuarentena obligatoria los profesionales de la salud mental debieron garantizar la prestación del servicio de forma remota. Esto se hizo a través de plataformas como Zoom, whatsapp  o llamadas telefónicas y obligó a que sólo atendieran en forma presencial los casos urgentes. Tres psicólogos de nuestra ciudad nos contaron sus experiencias y se manifestaron sobre las ventajas/desventajas de esta forma de trabajar.

El licenciado Sergio “Coco” Sosa nos comentó que, a pesar de que hace una semana se restableció la atención en el consultorio, sigue siendo prioridad la atención remota o la atención domiciliaria. Hablando de las ventajas que tiene la atención remota mencionó que “hay un sector de la población que  está muy aggiornada en el uso de la tecnología y entonces resulta muy cómodo, evita los  traslados y permite la optimización del tiempo. Dentro de las desventajas, y por la cual no está legislado la atención remota, es que no puede dar las garantías plenas del secreto profesional. Aún así, entendiendo que se trataba de una situación inédita, la Federación de Psicólogos de la República  Argentina (Fe.PRA) habilitó la atención remota”.

Sergio Sosa: “No puede dar las garantías plenas del secreto profesional”

La psicóloga María Juliana Arca, quien por las mañanas se desempeña en el Hospital J.J. de Urquiza y en las tardes en su consultorio particular, manifestó que“al principio tuvimos un problema porque las obras sociales no aceptaban esa modalidad de intervención y atención con los pacientes y no querían pagar las sesiones”. El conflicto se destrabó gracias a una disposición de la Superintendencia de Servicios de Salud -órgano responsable de la regulación y control de las obras sociales- que determinaba como válidas las consultas online porque se realizaban por fuerza mayor.

“En el Hospital primero implementamos la atención remota a través de un teléfono fijo. Con el  correr de los días, el Círculo Médico de Concepción del Uruguay nos facilitó una línea de celular con crédito para que los pacientes se pudieran comunicar con nosotros.” Respecto a la cantidad  de pacientes que siguieron con las sesiones en la modalidad virtual manifestó que “no todos lo hicieron”. Hubieron otros que  “pudieron esperar o pueden esperar a volver a  la sesión en el consultorio”.

Según Arca, las desventajas de hacer la sesión virtual son muchas: “no ves al paciente, a veces la conectividad no es buena; al paciente lo interrumpe  algún familiar -los hijos- pidiéndole algo; o se tienen que encerrar en  un dormitorio, en el baño o el auto”. Por otro lado, en las primeras semanas de aislamiento, muchos eligieron la sesión por Zoom  porque “tenían miedo de que los paren en la calle”

Juliana Arca: “A veces la conectividad no es buena, al paciente lo interrumpe algún  familiar”

La última profesional a la que consultamos fue Nancy Cattáneo. La psicóloga  aseguró que recién volvió a trabajar cuando se habilitaron nuevamente las sesiones en el consultorio.“Me considero un poco ortodoxa, un poco antigua. Pienso en Freud, Lacan y en su manera de trabajar donde me parecen muy importantes el soporte del cuerpo, de la voz y la mirada para establecer la transferencia y el contacto con el paciente. Ni hablar si el paciente es nuevo, no podría pensar en tomarlo de esa manera” (a través de las plataformas online). Agregó que, más allá de la cuarentena, utiliza  frecuentemente las llamadas o los audios por whatsapp como complemento de las sesiones en el consultorio.

Según contó, uno de los motivos por los cuales sus propios pacientes evitaron la consulta online fue por la falta de espacio en sus casas. Al estar todos los integrantes de la familia cumpliendo la cuarentena no podían hablar sin ser escuchados. “No es como el consultorio que ahí tenés tu espacio,donde no hay nadie escuchando, donde todo lo que le digas al profesional queda ahí”, concluyó.

Nancy Cattáneo: “No es como el consultorio que ahí tenés tu espacio, donde no hay nadie escuchando”