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¿Era uruguayense el que inventó “La máquina de hacer llover” ?

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Hace unas semanas se habló en redes sociales del uruguayense Raúl “Yuyo” Barragán, conocido como el primer hacker argentino.  Pero “Yuyo” no sería el único uruguayense que llegó a medios nacionales o fue inspiración para algún youtuber. Hay innumerables crónicas y videos sobre Juan Baigorri Velar, el inventor de la máquina de hacer llover.

Para nombrar algunos de los que se hicieron eco de esta historia podemos citar al youtuber Damian Kuc de “Historias innecesarias”, Ricardo Canaletti en “Cámara del Crimen” y  también Canal Encuentro hizo un dibujo animado titulado “Grandes Fraudes de la Ciencia: El hombre que hacía llover”

¿Qué era la supuesta máquina de hacer llover?

Según cuentan esas crónicas, Juan Baigorri Velar habría nacido en 1891 en Concepción del Uruguay, siendo muy joven se fue a Italia donde se recibió de Ingeniero Geofísico. A su regreso se radicó en Buenos Aires. En 1938, Juan Baigorri Velar, aseguraba haber inventado un aparato para crear lluvias.  El instrumento consistía en una caja similar a un televisor que tenía dos antenas. Para demostrar la efectividad de su máquina, lo llevó a Santiago del Estero que padecía una sequía de tres años. El día que encendió su máquina… llovió torrencialmente.

Alfredo Galmarini, titular del Servicio Meteorológico Nacional en aquel momento, no le dio ningún crédito a Baigorri ya que, según él, las lluvias habían sido pronosticadas por el SMN. Para reafirmar la veracidad de su invento, Baigorri le mandó una nota al funcionario junto a un paraguas que decía: “Como respuesta a la censura a mi procedimiento, regalo una lluvia a la ciudad de Buenos Aires para el día 3 de enero de 1939”. 

El diario Crítica reprodujo esa nota  el 27 de diciembre de 1938 y  se vivieron días de enorme expectativa. Baigorri estaba en boca de todos los porteños que esperaban la fecha indicada. Cuando llegó el día… llovió sobre Buenos Aires.
Con la fama alcanzada, hizo pruebas en distintas provincias que lo contrataron para que hiciera llover. Cuando falló un experimento en Córdoba explicó que se le había roto el aparato. La fama alcanzada en ese momento comenzó a mermar con el tiempo. Las razones: nunca explicó cómo funcionaba esa máquina, cuando le pidieron los planos dijo que se le habían quemado y se negó a vender la patente del invento en reiteradas ocasiones. Paradójicamente murió en la indigencia el 24 de marzo de 1972. Ese día llovió.

El diario Crítica vendió todos los números esa mañana. Por eso sacó una edición vespertina.

Ricardo Canaletti habló de la “Máquina de hacer llover”

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