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Historia del Capitán Espadón, admirador de Urquiza

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Un personaje que existió y acompaño a la ciudad, Concepción del Uruguay, en los años de mucha guerra y revolución en Entre Ríos.

Era un italiano que trabajo en los talleres del Palacio San José, con Cataldi como oficial.

Fue un hombre especial, decidor y bromista, buen comedor y no mal bebedor, fue un gaucho en las partidas de truco o la taba.

Conocido por el Gral. Urquiza, al retirarse de los talleres donde trabajaba, este le obsequia el grado de Capitán de Infantería, sin darle mando de fuerzas y le regala una larga y pesada espada que lo distinguía de todos. Esto lo hizo merecedor del nombre CAPITAN ESPADON.

Sobresalió por su espada que lucía con mucho orgullo, pero era muy difícil manejarla. Tal es la anécdota que quedo. Un día perdió una apuesta pues su espada era tan grande, que no pudo sacarla de la vaina en tres tiempos.

Al pasar por las calles de la ciudad, la gente se burlaba de él, diciéndole:

“Larga como esperanza de pobre”

“La del Capitán Bernardo, ni corta ni pincha”

Pero el Capitán Espadón, solo respondía retorciendo su largo bigote.

“Ya verán cuando llegue el momento si sabe cortar y pinchar a los que se pongan a su alcance”

Y dando un “VIVA EL GRAL. URQUIZA”, a quien admiraba, se retiraba del lugar.

Al llegar el 11 de abril de 1870, la muerte de Urquiza, hizo que Entre Ríos se levantó en armas, para defender la autonomía ultrajada por las fuerzas de la Nación.

Fue una lucha desigual, los entrerrianos eran apenas 12000 hombres mal armados y mal vestidos contra el poder nacional.

Por otro lado “los colorados” las fuerzas nacionales dominaban las principales ciudades y los soldados entrerrianos al mando de López Jordán paseaban sus banderas de uno a otro extremo de la provincia.

López Jordán, mando soldados que tomaran las ciudades de Gualeguaychú y Gualeguay y él se dedicó a Concepción del Uruguay, fue el 12 de julio de 1870.

El colegio del Uruguay había sido tomado por Ortiz dos meses antes y fue un punto de defensa de la ciudad y Legislatura. Pero Ortiz herido, los principales oficiales habían muerto, los pocos soldados ya quedaban con pocas fuerzas.

En ese momento aparece sobre uno de los parapetos, el Capitán, cargando un fusil y desafiando a las tropas que atacaban. El defendía lo que Urquiza nos había dejado.

Por cada tiro que tiraba, gritaba “¡Viva el Gral. Urquiza!”.

Si era el Capitán Espadón que se revelaba como héroe en ese momento, pagando la deuda que creía tener con el Gral. Urquiza.

Todas las bromas que había recibido se tornaron en admiración y respeto en ese momento. Y fue ese momento su final, un disparo que llego desde el cantón del Club (Club Social) le dio en el pecho. El Capitán siguió su lucha hasta que recibió otro disparo en la frente. Nunca dejo de gritar ¡Viva el Gral. Urquiza!.

Su cadáver se juntó a los de otros que habían caído y fueron depositados en la fosa común del Cementerio del Uruguay.

Fuente: Diario La Calle, agosto de 1974, Resumen de la revista “Fulguraciones y Eclipses” de Manuel Ugarteche

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