Como todo establecimiento rural, la estancia San José contó con una herrería destinada a la fabricación, reparación y mantenimiento de objetos de hierro, ya fueran los vinculados a tareas productivas, como los de uso doméstico, constructivos, de seguridad o de carácter artístico decorativo.

El General Urquiza proveía el edificio y el equipamiento para el desarrollo de la actividad, y casa para el herrero y su familia.

El personal de herrería recibía un salario, según el nivel de especialización: herrero, oficial o peón de herrería.

La actividad requería de años de formación: conocer los secretos del oficio, aprender su técnica, tener la fuerza precisa para moldear el material, la vista justa para detectar el grado de maleabilidad de acuerdo al color del metal sometido al calor y en especial poseer un espíritu creativo y buen gusto.

¿Qué se producía en la herrería?

Del taller surgían productos nuevos y se reparaban los de uso habitual en la estancia. Compostura de carruajes, realización de sunchos, confección de tornillos, utensilios de cocina, hachas, herramientas de trabajo en general, rejas, pasadores, cerraduras. Cuando el trabajo, por su volumen, complejidad o calidad artística, no podía ser realizado en la estancia, se recurría a grandes casas porteñas.

Numerosos herreros trabajaron en este establecimiento, muchos de ellos reconocidos en la región por sus dotes técnicas y artísticas.

Fuente: Palacio San José