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La historia poco conocida de uruguayenses y otros entrerrianos que trataron de frenar la segunda invasión inglesa

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La síntesis bibliografía señala que Buenos Aires logró, en dos oportunidades, rechazar el intento del imperio europeo que pretendía quedarse con entonces colonia española y se destaca la figura de Santiago de Liniers, como principal responsable de la defensa, especialmente de la ocurrida en 1806.

Sin embargo, poco se sabe que un puñado de milicianos entrerrianos formaron parte de quienes tuvieron la responsabilidad de enfrentar al segundo intento de quedarse con un punto estratégico del mapa a principios del siglo 19.

Tras el fracaso del año anterior, en 1807 la acción militar británica comienza en enero con el llamado “Sitio de Montevideo”, cuando las tropas al mando del general Samuel Auchmuty asolan durante casi un mes la hoy capital uruguaya, hasta ingresar a la misma y convertirla -temporalmente- en una colonia británica.

Es en esa defensa de Montevideo donde participaron milicianos de Nogoyá, Gualeguay, Gualeguaychú y Concepción del Uruguay.
El apoyo entrerriano había llegado a fines de enero de ese año 1807. Según un detalle del Archivo General de Entre Ríos, se trataba de un contingente de aproximadamente 270 soldados.
La Compañía de Concepción del Uruguay estaba al mando del capitán Joaquín Vilches; la Compañía de Gualeguaychú, del teniente Valentín José de Sopeña; y la Compañía de Gualeguay, del capitán Nicolás Taborda

La milicia de Nogoyá llegaría recién el 13 de febrero de 1807 y es destinada a la estancia del Rosario, donde junto al resto de las tropas entrerrianas que quedaban son desplegados en torno Montevideo, con el objeto de cortar los suministros ingleses.

La ciudad pasó a ser administrada por Auchmuty, que la usó como base para recibir más refuerzos desde Inglaterra. También ordenó la publicación del periódico Southern Star (La Estrella del Sud), como medio de propaganda en favor de los británicos. Finalmente este segundo intento ingles también fracasó cuando quiso hacer pie en el puerto de Buenos Aires, lo que sembró la semilla para las ideas independentistas que tendrían su primer capitulo tres años más tarde.

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