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Rubén “Pocho” Carballo

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Concepción del Uruguay ciudad de la virgen y el río, ciudad de caudillos y soldados, ciudad de historia, ciudad de turismo y ciudad de personajes.

Estos personajes han convivido en nuestra vida, sobre todo los que nacimos en la década de 1950. Pocho, Matraca, Nicolita, Teteque, Cosita, etc.

Y gracias a la Fundación Caminos de Esperanza y estudiantes de la Universidad Privada de Concepción del Uruguay (U.C.U.), de la Carrera de Locución, que han recopilado anécdotas de ellos,  y podemos recordarlos y pubicarlos en nuestro espacio en la Web, para todos nuestros seguidores.

Pocho

Quien no recuerda a Pocho. Su nombre era Rubén Carballo. Nació en  Concepción del Uruguay, el 4 de enero de 1934, fue criado en el campo por sus abuelos. Tenía un pequeño retraso mental, que hizo que en aquellos años, los padres, lo enviaron a la casa de los abuelos.

Cuando estos mueren, fue traído  a la ciudad, viviendo primeramente en calles  25 de mayo y Mitre y luego la familia se trasladan al barrio Puerto Viejo, junto al Bar El Estudiante.

Le encantaba dar vueltas en colectivo de línea. Viajaba tardes enteras, tomando mates con el chofer. Pero no dejaba de recorrer el centro de la ciudad, visitaba confitería RyS, el quiosco, le encantaban los dulces y también pasaba por lo de Potoco. Y para finalizar su recorrido, miraba televisión en Megatones y luego visitaba el Carrito del Penca, donde comía y no siendo más tarde de la 01 horas, regresaba a su casa.

En su recorrido hizo amigos y juntaba caramelos y cigarrillos.

Te cruzabas con él y te pedía un “caballo club” (Jockey Club), haciendo alusión a la marca de cigarrillos.

Su amada campera, (del tipo inflable), que usaba en todas las estaciones del año, estaba siempre llena de caramelos, si le pedías un caramelo de menta, por ejemplo, el sacaba del bolsillo el caramelo solicitado, convidándote.

No había maldad en él.

Su relación con el popular Potoco, llevo a que el día de su casamiento, lo vistió de traje, moño rojo, y lo llevo a la ceremonia y fiesta. Dicen que bailo toda la noche.

Otra anécdota en su vida, fue cuando en Megatones, los empleados le permitían entrar y mirar dibujos animados en los televisores. Un día, se olvidaron de Pocho y cerraron el negocio, dejándolo adentro. Claro, al moverse Pocho, comienza a sonar la alarma. Lo que hace que llegue la policía. A él, lo ensordeció, y por supuesto lo asusto mucho. La policía, le dijo en broma que lo llevarían preso, y el, les contesto – “No, yo soy cabo-sargento”. Y se fue…

Otra anécdota, cuando hablaba de su familia, la que en su imaginación disfrutaba.

Tenía  novia, “La Beba” o “La Marta”, tenía cinco hijos, dos mujeres  y un varón. Si le pedías una foto de la novia, sacaba de su bolsillo o de su billetera un almanaque con la figura de una mujer.

En el Carrito del Penca, conoce al Pato Viganoni, quien le escribió un tema musical “Pocho”, que lo perdurara en la memoria de todos los concepcioneros.

Fuente: Concepción, historia y turismo

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