La sensibilidad de Urquiza por la naturaleza era tal que quienes lo conocían sabían que una forma de establecer buenas relaciones con él era a través del obsequio de una planta exótica que aumentara su colección botánica.

Especies de diferentes partes del mundo fueron probadas y aclimatadas en invernáculos construidos para ese fin, enriqueciendo la flora del lugar.

Urquiza comisionaba a sus enviados de negocios en Buenos Aires para comprar semillas y plantas de flores en la quinta de Lezama.

Se relacionó, además, con naturalistas de la época, como Eduardo Holmberg, y el médico y naturalista Aimé Bonpland, a quien el General recurrió solicitando ayuda médica cuando su ejército atravesaba una epidemia de disentería. El remedio indicado por el francés fue la corteza de granadilla.

No sólo le dejó una muestra de esa planta sino que iniciaron una nutrida correspondencia en la que figuran envío de plantas y semillas para aumentar las existentes en el Palacio.Fuente: Museo y Monumento Nacional Justo José de Urquiza (2000). Palacio San José. Patrimonio Botánico. Catálogo disponible en la Biblioteca del Museo.

Fuente: Palacio San José