La panadería “Clara B. de Ratto e hijo” conocida simplemente como “Panadería Ratto”, fue fundada el 30 de agostode 1886 por Juan Bautista Ratto y posteriormente recibió el nombre de su esposa Clara Barattini de Ratto
Desde Concepción, historia y turismo detallan «Fue durante casi 100 años una de las panaderías más importantes de la ciudad, junto a otras recordadas como la “Garibaldi”, “Briozzo”, “El despertar del Obrero” o “Mitre”. Poseía dos cuadras con sus respectivos hornos a leña y distribuía sus productos no sólo en la ciudad sino en diferentes puntos y localidades del departamento Uruguay».
La panadería cerró sus puertas a mediados de la década de 1980. La panadería “Ratto” fue una de las más antiguas y duraderas empresas uruguayenses.
De los relatos que los mayores fueron dejando en el seno de una familia grande se puede reconstruir su historia a grandes rasgos. Y la historia surge a través de las nietas del fundador quienes estuvieron al frente del comercio durante las últimas décadas.
UN ITALIANO EMPRENDEDOR
Juan Bautista Ratto llegó a estas tierras, en el siglo pasado, impulsado, en parte por la experiencia de su primo, Ángel Ratto, propietario de la panadería ubicada en el puerto viejo, y comenzó a relacionarse con la actividad panaderil trabajando en un comercio de dicho rubro ubicado cerca de la plaza Constitución, que aún sigue siendo panadería (año 1980).
PANADERÍA “LA POPULAR”
«Desde un principio la panadería se denominó “La Popular”. En su dilatada existencia tuvo como es de suponer muchas alternativas. Fue la primera panadería que elaboró la “galleta marinera” a pedido del personal de los barcos que llegaban al puerto uruguayense para cargar cereales, y debían estar un mes en navegación. Por esa razón pedían que se les proveyera un producto que mantenga su buen estado durante ese tiempo», detallan en la web de Concepción, historia y turismo.
En la década del 40 del siglo pasado, la panadería vivió su momento de mayor auge. En 1946 se empleaban 50 obreros, fabricándose el pan que se consumía en el Ejército, antes que el destacamento militar contara con su propia producción de pan.
Hubo también épocas difíciles, sobre todo durante la segunda guerra cuando era muy complicado conseguir harina. Por ese tiempo se hicieron gestiones en Buenos Aires lográndose partidas con la que se elaboraba un pan llamado “sol” vendiéndose a 20 centavos el kilo.
Los últimos años
A mediados de la década de 1970, la firma estaba constituida por los nietos del fundador, ellos eran la señora Clara Ratto de Zaffaroni, gerente, Teresa Ratto de Sartori, sucesión de Juan B. Ratto y sucesión de Ignacio Juan Ratto.
Se empleaban ocho operarios que elaboraban diariamente más de 15 bolsas de harina, cuyos productos se distribuían en comercios de toda la ciudad, del campo y llegando hasta la ciudad de caseros. Los empleados tenían todos una larga trayectoria en la empresa, contando, para ese momento, uno de ellos con 40 años de antigüedad.
Se poseían todos los elementos técnicos para trabajar con eficiencia divididos en dos grandes cuadras. Una de ellas para la elaboración del pan “francés” (de 1 y de ½ kilo, para ese entonces) y la otra para la fabricación de facturas (entre ellas los recordados bollos, tortitas negras, vigilantes y sacramentos).