El Palacio San José tenía como guardián, celoso y compañero inseparable de Urquiza, al perro Purvis. Era un mastín grande, de color oscuro, cuyos colmillos temían quienes se acercaban al General . Según relató él mismo a un periodista uruguayo, lo trajo de la campaña realizada en 1845 en la Banda Oriental y tomó como apodo “Purvis”, del nombre de un almirante inglés destacado en el Río de la Plata. Decía Urquiza: “reconoce en mí cierta superioridad , pues a nadie respeta, ni aun los que les dan de comer están seguros que deje de morderlos. Tiene una historia particular e instintos que nadie puede comprender o explicar. Era un cachorro que el General Galarza tenía en la Banda Oriental, de repente se me reunió, y aunque intentaba separarlo siempre insistía en volver a mí lado; desde entonces no se ha separado de mí, olvidando completamente a su amo. Ha seguido constantemente al lado de mí caballo, en la Campaña en el Uruguay y en Corrientes, y aunque los perros en general se espantan al oír el estruendo del cañón, este jamás ha mostrado la menor sorpresa. En India Muerta estaba a mi lado cuando una bala de cañón pasó cerca de mí, lo dio por tierra y lo separó algunas varas, pero inmediatamente se incorporó y volvió ocupar su puesto. ¿Cómo me explica Ud. El instinto de este animal de seguirme constantemente y elegirme como su amo entre cuatro mil personas que había en el ejército?. Hay más –continuó Urquiza- este perro era el jefe de otros muchos que había en el ejército, y lo hemos visto con asombro marchar al frente de todos ellos; y aunque estos desaparecían al oír el estruendo de las armas, él se quedaba solo y se mostraba impasible”… “Aquí lo ve usted que parece que no es capaz de nada, y aunque por común lo verá acostado, está observando todos los movimientos que hay alrededor…no tiene paz con nadie aunque se lo acaricia; y yo que nada lo alago veo que me respeta y es mi constante compañero”
Al levantarse el sitio de Buenos Aires en 1853, el relato del marino Thomas Page; nos habla de Purvis:
“…Urquiza acompañado del Sr. Pendleton vino a bordo . Trajo con el un noble perro, y me interesó en su cuidado. Se cercioró de que el can estuviera a bordo en el bote antes de entrar en él. Había sido su fiel compañero durante varios años y los cuentos de su fidelidad y sagacidad eran realmente maravillosos”.
No tenemos información sobre el final de este conocido mastín de nuestra historia, pero la figura de Purvis quedo inmortalizada en numerosas pinturas junto al caballo de Urquiza; entre ellas las que realizó el artista Juan Manuel Blanes de las batallas del General, y que se pueden apreciar en el Palacio San José.
Fuente: Sarobe, Jose María. Urquiza. Tomo I ,1843-1852. Ed. Guillermo Kraft Ltda. Bs. As.1941. N° Inv. 2097. Biblioteca Palacio San José.
Busiello, Orlando . El General y su Palacio-Visto por Extranjeros- Ediciones “Mago”. C. del Uruguay, 2006. N° Inv. 4859. Biblioteca Palacio San José.