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El recuerdo del Puerto de Concepción en tiempos de otra pandemia

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Escrito en el año 1974 por Don Nadal Sagastume

Un recuerdo concepcionero sobre el año 1886 y la famosa epidemia del cólera que diezmó a Concepción del Uruguay, cuando cundió la noticia de que en pueblos vecinos y en la campaña se desarrollaba el cólera y avanzaba, así como avanzó el incendio devastador en el puerto, para no permitir el ingreso del contagio y se inició la vacunación en la zona del Gená.

Desde la Municipalidad se dispuso el blanqueo de todas las casas habitación del pueblo y de comercios, por fuera y por dentro. Se prohibió la venta de frutas y verduras. Se instaló una casa de aislamiento para los enfermos atacados del terrible mal. Se designaron comisiones sanitarias de las calles y cada vecino debía barrerla hasta el centro de la calzada. Como en esos tiempos había un solo coche fúnebre, se incorporó al servicio un carrito tumbero municipal que conducía el famoso viejito llamado Telmo Illescas, de quien se cuenta que una noche, llevando un supuesto muerto al cementerio que esos tiempos era una boca lobo. Telmo Illescas, sin embargo, no se enfermó. Y lo hemos conocido gracioso, picaresco y dicharachero. Así es que un día llevaba uno que le dieron por finado y por la mitad de la 9 de julio, que se llamaba en esa época Entre Ríos. Era una noche tenebrosa, de muertos por todos lados, el finado se le sentó en el cajón que iba abierto y sin protocolo funerario y le preguntó,” diga compadre, pande vamos?” Don Telmo revoleando el látigo le contestó: cállese la boca y acuéstese, usté está finau”.

No sabemos cómo habrá terminado eso, pero así fue el cuadro de aquella y otras epidemias, como la de viruela que asoló dos veces a Concepción del Uruguay, cuando no había más que caña y cebolla cruda y así me contaron que se salvaron algunas familias con hijos chicos, a los que mantenían embriagados con caña, cebolla y algunos otros menjunjes.

Debemos dar gracias a todas esas gentes que nos precedieron y sobrevivieron a esas catástrofes, y realizaron un programa de salud que ha llegado hasta nuestros tiempos.

Por eso no debemos descuidar de mantenernos unidos y atentos para luchar solidariamente sobre cualquier emergencia imprevista y sorpresiva, ¿verdad concepcionero?

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