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El uruguayense que recorrió el mundo con el sóftbol

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Roberto Bahler, Argentina, skal lancere et relativt ungt hold til succes. Desværre, på grund af en skade, lod Roberto ikke meget, så holdet endte på fjerde

Si traduce el párrafo anterior del danés al español, le dirá lo siguiente: “Roberto Bahler, Argentina, debe lanzar un equipo relativamente joven al éxito. Desafortunadamente, debido a una lesión, Roberto no lanzó mucho, por lo que el equipo terminó en cuarto lugar”.   Pero no le dirá que en el año 2002 un equipo de sóftbol danés se había reforzado con este uruguayense; tampoco que esa lesión fue una rotura de meniscos; que se le había formado una pelota en la rodilla y no podía dormir en las noches; no le dirá que, cuando volvió a la Argentina, lo operó el Dr. Salem. 

Repasamos en la siguiente entrevista la vida como “lanzador” de Roberto “Monito” Bahler.

Bahler, arriba a la izquierda. En Estados Unidos jugó en dos etapas: 1995-2001 y 2004-2007

¿Cómo fueron tus inicios en el Sóftbol?

Si bien mi papá jugaba y fue dirigente  en la década del ´70 cuando el sóftbol llegó a la ciudad de la mano del profe Bousenard, me encuentro con este deporte en la Escuela Normal con el el profesor Miguel Varela. Ahí fue mi primer contacto con el deporte y me gustó mucho. Yo jugaba en ese momento al fútbol y al tenis pero cuando conocí el sóftbol me enamoré. Creo que fue mi primer amor.

A los 12 años te fuiste a Náutico Hacoaj y un par de años más tarde llegaste a Echagüe de Paraná. ¿Cómo se dio ese proceso: fuiste solo, te acompañó tu familia?

Sí, a los 12  me fui a jugar al Náutico Hacoaj. Creo que fue la primera vez que un club le pagaba a un jugador para que vaya a jugar a otro lado. Siempre me acompañó mi familia. Cuando iba al Hacoaj mi papá me acompañaba a la terminal, me subía al colectivo y en Retiro me estaba esperando mi entrenador de ese momento Oscar López. Él me llevaba a la casa de un compañero donde pasaba el fin de semana. 

Cuando estaba en Buenos Aires me convocaron a jugar en la selección metropolitana y ganamos el Campeonato Argentino de Cadetes en Villaguay. Jugaba de lanzador y de segunda base.

Me invitan a jugar al Atlético Echagüe Club de Paraná. Lo hacía de la misma manera: me iba en colectivo, me esperaba allá un compañero -Tristán Zapata- que terminó siendo un amigo de la vida. En esa época tenía 15 años y era mi último año en Cadetes pero ya jugaba en primera. Jugaba por fin de semana tres partidos: en Cadetes, Juveniles y en Primera.

Desde 1991 hasta 1997 formó parte de la Selección Argentina de Sóftbol

Formaste parte de la Selección Mayor en varias oportunidades (3 mundiales, panamericanos y sudamericano). ¿Qué recordás de esa experiencia?

A finales de mis 16 años fui convocado a la pre-selección Argentina en Primera División. Hicimos una gira por Centroamérica y ahí quedé en el equipo para el torneo Panamericano de La Habana (Cuba) en el año 1991. Fue mi primer Panamericano. Después jugué un Mundial de mayores, un Mundial juvenil,  un clasificatorio para un Panamericano, después el Panamericano de Mar del Plata  de 1995 que tenía la su subsede en Paraná.

 En el medio jugamos un par de Sudamericanos que salimos Medalla de Plata siendo elegido en ambas competencias mejor pitcher del torneo.

Después del Panamericano del ´95  fui al Mundial de Midland, Estados Unidos, en 1997. Esa fue mi carrera en la selección. En el ´97  fue mi último año en la Selección Argentina porque después no me podían convocar. Como yo estaba jugando en Estados Unidos y  el entrenador no me podía ver  tomó la decisión, lamentablemente para mí, de relegarme del equipo nacional.

Te convocaron en el 95´  a EE UU y te convertiste en jugador profesional. ¿Es cierto que en la liga norteamericana jugabas 150 partidos por temporada?

En el año ´95, uno de los que para mí fue de los  mejores lanzadores de la historia, me invita a jugar a su equipo en Estados Unidos. Jugué mis primeros cuatros años en Salt Lake City, Utah. Después pasé por Houston, Filadelfia y por Illinois. Lo más loco en Estados Unidos es que en una temporada de 6 meses se juegan 150 partidos y acá en Argentina, para jugar esa cantidad, tenías que estar dos años. Así que el cambio fue notorio, aunque muy divertido y una experiencia fantástica.

 Fui un año a Dinamarca y estuve  como jugador y como asesor del equipo nacional.

Jugaste siete años en EE UU, uno en Dinamarca, otro en Holanda y volviste a jugar 4 años más en EE UU. Me imagino que cuando es tu cumple te llegan saludos en varios idiomas, ¿no?

Sí, sí, definitivamente. Cuando llega mi cumpleaños tengo saludos en  japonés, chino, en inglés, francés, holandés, en papiamento (dialecto que se habla en las Antillas Holandesas). Por suerte tengo muchos amigos en todos lados y eso fue de lo más lindo que me dio el deporte.

“El deporte fue hermoso, los amigos más aún, pero mi orgullo en esta vida es la familia que pudimos formar con mi esposa Julieta y el regalo más hermoso son nuestros hijos Lorenzo y Cayetano”

Hay algo paradójico en el sóftbol, se da como práctica en las escuelas pero casi no existe a nivel clubes. ¿Por qué crees que se da eso?

Sí, a los profes les gusta mucho por eso lo enseñan. Incluso  hay una cátedra de sóftbol en el Profesorado de Educación Física de la UCU. Creo que lo de los clubes es un tanto difícil porque en el sóftbol necesitás una cantidad de elementos para practicarlo. En un momento había hablado con el presidente de Atlético Uruguay para ver si armábamos una escuelita de sóftbol y después no pude por cuestiones personales Pero bueno, después fui papá, tengo dos  hijos y eso me lleva mucho tiempo de mi vida y hoy son mi prioridad. Así que lo relegué un poquito hasta que ellos sean más grandes y, por ahí, los pueda llevar a ellos.

Bahler en el Hørsholm Hurricanes de Dinamarca

¿Es cierto que tenés un proyecto para reflotar el softbol en la ciudad?

El proyecto de reflotar el sóftbol está siempre. Incluso he hablado con el profesor José Elola, ex jugador y un apasionado del deporte, para hacerlo.

Antes de que venga todo este lío de la cuarentena tuve una charla con un funcionario municipal. Me gustaría mucho hacer una escuelita municipal y llevar el deporte a todos los barrios, a los SUM, para que sea un deporte al que tengan acceso todos los chicos. Cuando pase pase todo lo de la cuarentena y el aislamiento vemos si podemos hacer algo.

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