los avances tecnológicos han permitido avanzar en todos los campos de la ciencia, y la tecnología, principalmente los televisores, son donde más se ve reflejada esta evolución y desarrollo. Hagamos un pequeño recorrido por la evolución de los paneles de los televisores para conocer en qué punto nos encontramos y cuál es el mejor.
Para hablar de una evolución debemos remontarnos al principio. Seguramente todos hemos tenido en nuestra casa un televisor CRT. Estos televisores son los tradicionales. Aquellas televisiones enormes que ocupaban la mitad de nuestro salón, que casi parecía que se iban a caer de un momento a otro del mueble sobre el que se encontraban, debido a su gran volumen. Pero estas televisiones ya son cosas del pasado.
Con la llegada de la tecnología y el mundo digital, los televisores CRT se dejaron atrás y se instaló en nuestras vidas el LCD. Las pantallas LCD recuerdan a los monitores de ordenador. Se trata de pantallas mucho más finas y delgadas que las de las televisiones tradicionales. El funcionamiento de estos paneles de televisión es un poco rudimentario, por lo que su calidad deja mucho que desear. Estas pantallas deben retroiluminarse para iluminar unos píxeles que dejan pasar la luz a través de ellos abriéndose y cerrándose. La calidad de imagen que terminan aportando no es la mejor. De hecho el contraste no es muy bueno y si intentamos ver algo en la pantalla recibiendo un gran halo de luz o desde el ángulo incorrecto, probablemente no veamos nada.
Después de las LCD, llegó su hermano menor, el panel LCD LED. Estos paneles se configuran mediante un LCD acompañado por un panel posterior de diodos LED. Al incorporar este panel conseguimos un mejor contraste. Esto hace que las imágenes sean mucho más nítidas, aumentando su calidad. Sobre todo en el caso de los colores, que se aprecian más intensos y brillantes. Este cambio se observa mayormente en el color negro, se ve mucho más puro y fuerte. La incorporación de este material no solo hace que mejore la calidad de imagen, si no que su peso es mucho más ligero y la pantalla más fina. Además se reduce considerablemente el consumo eléctrico del televisor.
En los paneles QLED encontramos nuestro mejor aliado en cuanto a iluminación. Aunque siguen usando el sistema de retroiluminación de las pantallas LED. Ahora los píxeles se nutren de luz de forma individual. Además, la resolución también se ve mejorada haciendo que para nuestra vista sea más cómo ver la televisión y no suponga un esfuerzo como en los casos anteriores.
Las pantallas QLED se vieron sobrepasadas por las OLED. Estos paneles explotan aún más las ventajas que las LED y las QLED aportaban a nuestro televisor. Utilizan unos diodos que emiten luz por sí solos, no necesitan recoger luz. Por tanto la calidad es mayor y el ahorro de energía se reduce con respecto al resto de televisores. Además esto permite reducir el grosor de la pantalla haciendo que sea mucho más fina que las otras.
Estos aparatos son capaces de hacer las funciones de una televisión y muchas otras acciones más que las televisiones no pueden hacer. Por eso, éstas deben estar preparadas para hacerles frente y mejorar minuto a minuto sus prestaciones. Si no lo hacen se quedarán atrás irremediablemente.
Está claro que los paneles de los televisores han cambiado mucho desde que nuestras abuelas utilizaban la televisión como mueble en el que colocar figuritas, como si de un mostrador se tratase. En este texto hemos visto que no solo ha cambiado su aspecto, ya no cabe nada encima de un televisor, también ha cambiado su tecnología para hacer de la actividad de ver la televisión una experiencia enriquecedora y atractiva de desconexión.