Especialistas afirman que la tecnología modificó formas de compartir e interactuar. Con la pandemia se sumaron más desafíos a nuestras infancias.

En los últimos años, las formas infantiles de divertirse cambiaron y la irrupción de la tecnología en el aspecto lúdico, provocó nuevos desafíos para el aprendizaje.

Sin embargo esa transformación también existe en los adultos, aparece cierta añoranza a los juegos de antes; es una especie de necesidad de que los hijos, o los niños de la familia, también hagan esas experiencias que décadas atrás fueron positivas para quienes ahora son grandes.

Adelina Ciarrocca es psicopedagoga desde hace 30 años y si bien, también entiende que la forma de jugar se transformó, aportó su observación. “Se han dejado de lado, con el avance de la tecnología, juegos importantes que favorecían el desarrollo de los niños y el aprendizaje”, dijo. También aclaró que no se debe estar en contra de la tecnología, de hecho mencionó que la mayoría de los juegos de computadoras y consolas, exigen estrategias y sorteo de obstáculos para superar etapas donde los chicos, con plasticidad, adquieren habilidades y solucionan problemas que se les presenta. Pero entre los desafíos para mejorar la experiencia del juego y la relación con los demás, aclaró: “Al mismo tiempo, los adultos deben controlar el tiempo que el niño le dedica a este tipo de juegos porque les roba tiempo para algunas otras actividades importantes como jugar al aire libre. Frente a una pantalla, cambiaron incluso las formas de comunicarse entre los niños y los jóvenes”.

Son diferentes las aristas desde donde abordar el juego. Lo cierto es que hay una coincidencia entre las opiniones de las especialistas y que tiene que ver con el desafío de encontrar, ante las nuevas formas de diversión, el equilibrio que le permita a los niños compartir, comunicarse y aprender junto a sus pares.

Fuente: Diario Uno Entre Ríos