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Reseña del libro: Una pincelada, como de luz

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Por Caro Soria

En La mediocridad y sus dones, editada por Lacre en 2018, Mariano Díaz Barbosa nos presenta la historia de un pintor ya entrado en años quien alguna vez alcanzó cierto prestigio. En la búsqueda por encontrar nueva inspiración, obligado por su agente quien tiene armada su próxima exposición, este pintor se entera que quien fuera su musa y amante –aunque también su ruina- acaba de fallecer. El encuentro con Friné (hija de la difunta) le abrirá un nuevo paradigma. Será esta quien lo interrogará sobre su obra, con su brutal franqueza, mezcla entre feme fatal y una cuasi adolescente. 

En distintas tonalidades, cada oración es una pincelada; con minuciosidad, la que marca el ritmo de la novela, las descripciones nos sumergen en un mundo cargado de oscuridad. 

Si se pudiera hacer un paralelismo entre la vida del pintor y la tuya, siendo que cada palabra/oración es una pincelada, ¿tu novela sería la obra que lo vuelve famoso o la que está haciendo sobre la hoja de parra?

Ninguna de las dos. Cuando empecé a escribir la novela no estaba pasando un buen momento personal, así que es probable que entonces pensaba que se parecía a la obra que lo vuelve famoso, y por cierto, la última. Una mentalidad demasiado apocalíptica. Pero cuando la terminé y pude seguir adelante, poniendo las cosas en orden, la terminé viendo como una novela muy honesta, muy representativa de quien yo era entonces. Por eso no es ninguna de las dos, porque no es (espero) mi gran obra final ni es la obra de la hoja de parra, porque esa obra (la de la parra) no es honesta, ni el pintor cree en ella. Esta novela, a pesar de todo, creo que es honesta.

¿Qué pensás del reconocimiento en el mundo de la literatura? ¿Qué pasa con la “mediocridad” en este ámbito?

No comprendo los mecanismos del reconocimiento, la fama, el éxito. No los comprendo porque muchas veces, los escritores que ven con desilusión que su obra no trasciende, a pesar de todo su esfuerzo y talento, tienden a creer que lo que potencia ciertas obras literarias y escritores a la fama y demás, es una cuestión de marketing, planeamiento editorial, corrupción, y demás, y a pesar de que eso ha sucedido, y sucede, también hay muy buenos autores y escritores que acceden a ese reconocimiento justificadamente, y lo merecen plenamente. Por eso, si fuera tan fácil como decir “lo exitoso es producto del marketing y no de su calidad intrínseca”, quizás podría comprenderlo, pero la verdad es más compleja. Hay muy buenos escritores exitosos, y muy buenos escritores desconocidos. Qué es lo que hace que una obra trascienda, simplemente, aún no he logrado descubrirlo.

Más que preguntarme por la mediocridad, lo que me da miedo es la idea del genio. Somos llevados a creer que hay gente especial, tocada por el dedo de Dios, que son llamados genios, y para ellos las cosas son más fáciles que para el resto. Creo que en muchos casos hay gente que tiene miedo de dedicarse a una labor creativa por creer que no tiene ese genio, y muchos los terminan de convencer de ello. Esa idea del genio, para mí, no existe. Es una mentira al estilo de lo que se ve en una película como Amadeus, donde Mozart compone sinfonías mientras juega al billar. Una especie de visión fascista del arte, donde están los elegidos o los mediocres, y los mediocres no pueden aspirar a nada. 

Para mí, lo único que importa es la obra resultante. Si una persona tarda diez años en escribir una novela, con mucho trabajo y contrariedad, pero esa novela es brillante, entonces todos esos esfuerzos valieron la pena, y no hay por qué no creer que esa persona es genial. Le cueste más o menos.

La mediocridad existe, sin embargo, como una sombra que está siempre sobre el creador, el miedo a descubrir que no tiene lo necesario, o peor aún, o a descubrir que todo su esfuerzo no alcanza para lograr algo que estima valioso. Las cosas nunca son fáciles.  

¿Cuánto de vos hay en los personajes? ¿Con cuál te identificás? 

En el momento en que la escribí, me veía muy reflejado en el protagonista, pero como una deformación de mí mismo, como un miedo que surgía de la propia falta de autoestima. Espero no haber sucumbido a eso.

Dicen que una vez escrito el texto ya no es del autor. ¿Te encontraste con alguna crítica/comentario de alguien que te haya excedido tu intención como autor?

Sí. Y me encantan. Me parece de lo mejor que me ha pasado con la novela. No sé por qué. Hay escritores a los que no les gusta cuando la percepción del lector no concuerda con la suya. A mí me gustó. Pero supongo que es así porque, si bien eran  interpretaciones inesperadas, enriquecían y complementaban el texto bastante. Por ejemplo, escuchar lo que Liliana Díaz Mindurry tiene que decirte del texto es siempre maravilloso. 

Si algún día escucho algo demasiado estrafalario, que incluso contradice lo que esperaba decir con el texto, supongo que entonces, sí, debería empezar a preocuparme.

Fuente: www.solotempestad.com 

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