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Reseña del libro: Y volver, volver a tus brazos otra vez

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Por Pablo Martínez Burkett

Leí morir no es poco. Estudios sobre la muerte y los cementerios, publicado por Ediciones Continente en 2018. Se trata de un libro de ensayos académicos compilados por las profesoras Cristina Barile (Historia) y Celeste Castiglione (Ciencia Política y Sociología). 

Ya en la introducción, las investigadoras plantean la necesidad de un abordaje sistémico y articulado en torno al sentido material y simbólico de la muerte, descartando toda aproximación tenebrosa o fantástica. La acompañan con un estudio preliminar, donde efectúan un censo sobre las obras que tienen a la muerte como objeto de investigación, padrón que incluye tópicos como la magia, la religión y los mitos de la antigüedad, el suicidio y la secularización del acto de morir.

A continuación, el libro propiamente dicho se divide en tres partes. La primera, “El morir y sus representaciones”, arranca con el enfoque que historiadores y filósofos dispensaron al tema en el siglo XX (dos Santos); pasando por la preservación de las tradiciones funerarias entre los primeros colonos irlandeses (Castiglione) y galeses (Williams) de nuestro país; siguiendo con el tratamiento que le daba la prensa a los muertos en las guerras posteriores a la Revolución de Mayo (Ayling); o a las exequias de Eva Perón (Barile); para terminar con la caracterización de los suicidios en la Buenos Aires decimonónica (Arroyo) y un análisis sobre la muerte a partir del terrorismo de Estado de los 70’ (Márquez). 

La segunda parte, “Muerte, arte, simbología y arquitectura”, abre con un estudio sobre un italiano constructor de mausoleos masónicos (Sempé, Uvietta y Baldini); sigue con la interacción del paisaje y la arquitectura en un cementerio de Mar del Plata (Sánchez Arteabaro); las consideraciones sobre la buena muerte entre los vikingos (Almirón); y concluye con el teatro como sublimación del duelo por las víctimas de la represión militar. 

La última parte, “Cementerios”, acomete el patrimonio funerario de otro cementerio de Mar del Plata (Golfieri); al igual que el acervo de una necrópolis de Rosario a fines del siglo XIX (Giménez y Solá); sigue con un ensayo colectivo en portugués (Nava Loes et alter) sobre un par de funerales infantiles en una ciudad del Brasil y finaliza con un trabajo sobre las ciudades y los cementerios y el impacto de su relocalización (Catullo y Rosato). Muchos de los trabajos están ilustrados con fotografías en blanco y negro. Además, tratándose de una obra de estudio, trae una abundante bibliografía.

Como podrá advertirse, excede en mucho el marco de esta reseña repasar el contenido de cada una de las colaboraciones, colaboraciones cuya versatilidad ameritaría una consideración individual. Digamos que resultan consistentes con la premisa investigativa, despliegan una sólida argumentación y alcanzan una conclusión meritoria. A las claras conforman un libro de suma utilidad tanto para el experto como el diletante. Como anticipa el prólogo: “[la muerte] es un tema social y cultural que merece el mismo respeto y rigor científico que cualquier otro”.

Lovecraft anticipó que la emoción más antigua e intensa es el miedo y el más antiguo e intenso de los miedos es el miedo a lo desconocido. Y no hay miedo peor que el que nos provoca esa última frontera que nos aguarda con industriosa paciencia. Justamente, esta obra coral aborda el más democrático de los destinos explicitando que morir tiene una dimensión personal pero también una dimensión social a partir de los ritos de representación colectiva con los que intentamos conjurar el miedo a lo desconocido. Quizás el eje aglutinador pase por esta aproximación bifronte de la muerte: lo individual, sí, pero también, y fundamentalmente, lo social. Y no descarto que en ello resida su acierto. 

Erich Fromm decía que nacer y morir son los dos actos fundamentales de la existencia humana y que ambos suceden sin el concurso de nuestra voluntad. Algunos nos dedicamos a escribir novelas de terror y otros, a estudiar científicamente the undiscovered country. Aunque es vario el método, el fin es el mismo: recuperar el control que nos arrebata la muerte. 

Y con Morir no es poco tal cometido se logra holgadamente de una forma que desafía e interpela. En suma, una lectura recomendable.

Fuente: www.solotempestad.com 

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